Gran parte de las empresas aceptó subir 5 puntos del acuerdo de precios, pero sus grupos empresarios como la AMCHAM y la Copal ejercen lobby. Mientras tanto, los gigantes nacionales Ledesma y La Virginia rechazaron sumarse al programa
Tras el incremento del dólar oficial y los aumentos, el ministro de Economía y candidato presidencial de Unión por la Patria (UxP), Sergio Massa, logró cerrar un acuerdo de precios con supermercados y mayoristas para 52.300 productos de consumo masivo con aumentos escalonados del 5% mensual, pero mientras muchas empresas que acordaron cumplen, otras que firmaron esquivan la pauta oficial de aumentos.
De acuerdo al relevamiento de cumplimiento de la pauta de aumentos, al que tuvo acceso Página 12, muestra replegados a un pequeño pero llamativo grupo: los gigantes nacionales Arcor, la azucarera Ledesma y la empresa La Virginia, que tiene el 40 por ciento de la góndola de infusiones y yerbas. Arcor, según admiten en el Gobierno, aceptó el acuerdo, pero en las góndolas no parece notarse. La firma de los Pagani pasó hace unos días un 40% de aumentos en helados y otros rubros, y Ledesma, la empresa de los Blaquier, sigue insistiendo en aplicar subas del 20%.
Mientras que Molinos, que solía estar en la lista de incumplidores, esta vez se alineó con el 5% que pidió Massa. Como más de 50 firmas que sí cumplieron con retrotraer precios: la cervecera Quilmes, Mastellone (La Serenísima), FEMSA, la distribuidora más importante de Coca Cola; la francesa Danone, Unilever, Mondelez, Swift, Sancor, Procter, Colgate, Reckitt y Establecimiento Las Marías, que venía pasando listas de 20 por ciento de subas. También las empresas Clorox, la cervecera chilena CCU, Fargo, Nestlé, Kimberly Clarck, Pepsico, Aceitera General Deheza (AGD) y las papeleras como Del Plata. El listado de cumplidores es, sin embargo, mucho más amplio y sólo las arriba mencionadas, las grandes nacionales, siguen resistiendo.
En este contexto, la cámara estadounidense AMCHAM le envió una carta a Massa y al titular de Aduanas, Guillermo Michel, en la que se deja en claro que las firmas de ese país, vinculadas al consumo masivo, no quieren cumplir la pauta oficial de aumentos, algo que busca orientar los pasos del ministro mientras se encuentra de viaje en Estados Unidos donde cerró los desembolsos de dinero del Fondo Monetario (FMI).
La carta señala que desde noviembre del 2022 a julio del 2023, el gobierno les permitió a las empresas aumentar solo entre 25 y 30 puntos, cifra por debajo de la inflación del INDEC. Según Díaz, “esto constituye una prueba cabal del compromiso para contribuir en la búsqueda de soluciones a los problemas de nuestra economía, pero, a su vez, ha debilitado la situación financiera y económica de las mismas”.
El motivo de carta está en que muchas empresas como Pepsico, Johnson y Coca Cola, aceptan a regañadientes el cumplimiento, por lo cual ejercen, en paralelo, lobby a través de la AMCHAM.
A la carta, se suma un comunicado de la Coordinadora de Productores de Alimentos (COPAL) que asegura que un acuerdo de este tipo con el Gobierno “no es viable” si no hay una negociación. “La Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL), en representación de los 34 sectores que la componen y del entramado de 14.500 empresas, entiende que la dinámica de control de precios impuesta en la última semana por la Secretaría de Comercio Interior de la Nación, no es posible ni sostenible si no se da lugar al entendimiento y al diálogo intersectorial”, comienza el comunicado.
Y señala: “A pesar de que la Industria de Alimentos y Bebidas ha demostrado siempre un firme compromiso al participar en distintos programas de gobierno y acuerdos voluntarios, tales como Precios Cuidados y ahora Precios Justos, la renovación del Programa bajo las condiciones pretendidas y sin mediar un espacio de intercambio no es viable”. Así, también busca ejercer presión y mientras las empresas individualmente sostienen que cumplen desde las entidades cabeceras hacen una bajada de línea.
Incluso, el comunicado de la COPAL termina diciendo que “pretender que la industria de alimentos y bebidas pueda absorber el impacto de la reciente devaluación es negar el marco de desequilibrios de costos y precios que afecta a este sector, al igual que al resto de la cadena de valor. Sólo en las últimas 3 semanas, los principales costos de producción han aumentado en promedio entre un 15% y 30%, frente al 5% de incremento de precios propuesto. También se proyectan paritarias por encima del140%”.